Emisora

domingo, 30 de junio de 2013

Partido Revolucionario Dominicano


NACIMIENTO DEL PRD
El Partido Revolucionario Dominicano nace en el exilio el 21 de enero de 1939 en una histórica reunión celebrada en El Cano, Marianao, La Habana, Cuba, donde se aprobaron los principios democráticos expuestos por Enrique Cotubanamá Henríquez, ideólogo de la revolución democrática fundamentada en los principios de la solidaridad antillana, la lucha contra el fascismo, el combate contra las dictaduras latinoamericanas, la defensa del postulado enarbolado por la Revolución Mexicana de 1910, “democracia, sufragio efectivo universal No Reelección”, la adopción del Nacionalismo Democrático como contraposición al nacionalismo trujillista. El nacionalismo democrático es pluralista, abierto, progresista anti totalitario y revolucionario.
Las ideas fundacionales del PRD estaban conectadas con el movimiento democrático de la naciente izquierda democrática latinoamericana, con las posiciones de avanzada ideológica del APRA, del Perú, bajo la dirección de Víctor Raúl Haya de la Torre y bajo el influjo de las ideas democráticas de la solidaridad antillana esbozadas por José Martí. Participaron en la fundación del PRD, Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes Grullón, Virgilio y Rafael Mainardi Reyna, Enrique Cotubanamá, Coronel Alexis Liz, José Manuel Calderón, Romano Pérez Cabral, Pipí Hernández, Lucas Pichardo, Pompeyo Alfau y Plinta Woss.
ACCIONES DE LUCHA ANTITRUJILLISTA EN EL EXILIO          
El PRD desarrolla múltiples acciones de desenmascaramiento de la dictadura trujillista, organiza movimientos de solidaridad sindical contra Trujillo, promueve condenas públicas de organizaciones laborales e instituciones democráticas, realiza piquetes contra las representaciones diplomáticas del dictador, organiza las Seccionales del PRD en Caracas, New York, San Juan, Aruba, Curazao, La Habana, coordinadas, entre otros, de Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo. Bajo la dirección del Profesor Juan Bosch, el PRD participa activamente en la expedición armada de Cayo Confites, en 1947, cuyo objetivo era el derrocamiento militar de la tiranía de Trujillo. Esta acción armada que contó con alrededor de mil doscientos combatientes fue traicionada por el Jefe del Ejército cubano, quien la vendió a Trujillo, desmantelando su centro de operaciones en el momento en que se disponía partir para enfrentar a Trujillo.
“La invasión” de Cayo Confites, fue financiada y encabezada por el rico hacendado dominicano Juancito Rodríguez, quien había salido al exilio luego de enfrentar a Trujillo y contó con el apoyo del Presidente Grau San Martín y de líderes democráticos del Caribe. Hubo una gran cantidad de internacionalistas combatientes, entre ellos, el entonces Presidente del Comité cubano estudiantil de solidaridad con la República Dominicana, Fidel Castro.
Dos años más tarde se organiza la expedición armada de Luperón contando con el apoyo del Gobierno democrático del Presidente guatemalteco Juan José Arévalo. Este movimiento era un residuo insuficiente del fracaso de Cayo Confites, fue impedido de coordinar las acciones combinadas de desembarco aéreo y sólo una de las naves arribó a las costas dominicanas siendo exterminados sus combatientes y apresados otros. El PRD no participó en esta intentona y llegó a criticar el método aislado de lucha empleado en los preparativos de esta acción militar, con lo cual inició un proceso de conciencia en relación con las acciones armadas desde el exterior, indicando que las mismas debían estar vinculadas a acciones internas y externas de mayor envergadura, que conduzcan a la liquidación del trujillismo.
El PRD organiza y dirige la campaña de denuncias contra los crímenes trujillistas en el exilio, se convierte en la voz principal de desenmascaramiento del secuestro y asesinato del profesor Jesús de Galíndez en New York, de parte de Trujillo, realizando a través del compañero Nicolás Silfa, una labor constante de acoso a las representaciones trujillistas en los Estados Unidos. El PRD denuncia los crímenes de Mauricio Báez y Pipí Hernández en Cuba, dirigidos por Trujillo. Con motivo de las expediciones armadas del 14 y 20 de junio de 1959, al calor del triunfo de la Revolución Cubana, el PRD decide no participar en las mismas señalando el carácter limitado de dichas acciones y la ausencia de condiciones internas para respaldar efectivamente ese movimiento armado debido al férreo control trujillista sobre la población en esos momentos, así como también a contradicciones surgidas en cuanto a la participación en igualdad de condiciones en la dirección de la expedición, que exigía el respaldo o sumatoria pura y simple del PRD a la dirección ya constituida, sin embargo, los compañeros perredeístas de la seccional de La Habana, encabezados por los hermanos Mainardi Reyna y Lucas Pichardo, deciden embarcarse en la gesta del 14 de junio de 1959. De todos los grupos anti trujillistas del exilio sólo el PRD y el Movimiento Popular Dominicano no participaron en dichas expediciones armadas.
La descomposición del régimen trujillista, el agotamiento de su modelo económico y social, el cambio en la correlación de fuerzas con las caídas de los dictadores y el triunfo de la revolución cubana, los efectos políticos de la inmolación de los héroes y mártires del 14 de Junio, la creación de conciencia anti trujillista, la resistencia del Movimiento Clandestino 14 de Junio, el encarcelamiento masivo de jóvenes, la actitud de la Iglesia Católica, que rompió con Trujillo con su famosa Carta Pastoral del 25 de enero de 1960, en defensa de los jóvenes presos del 14 de Junio, las sanciones diplomáticas y comerciales impuestas a Trujillo por la Conferencia de Cancilleres de San José de Costa Rica, como consecuencia de la participación de Trujillo en el intento de asesinato del Presidente venezolano Rómulo Betancourt, el 25 de junio de 1960, así como el asesinato conmovedor de las hermanas Mirabal el 25 de noviembre de 1960, crearon las condiciones para su desaparición política y física, hechos que culminaron con la gesta patriótica del 30 de mayo de 1961. 
5 DE JULIO DE 1961         
Ajusticiado el tirano Trujillo el 30 de mayo de 1961, el Partido Revolucionario Dominicano llega a territorio nacional el 5 de julio de 1961, acogiéndose a las garantía ofrecidas por el Presidente Balaguer a una comisión integrada por los compañeros Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, para realizar actividades políticas públicas. Esta comisión inició el camino de la democratización luchando contra los remanentes trujillistas encabezados por el hijo mayo del tirano.
El PRD desafió el terror difuso y promovió la lucha por la libertad, para esos fines se organizó en todo el país a través de los subcomités y comités provinciales y municipales. Con la llegada del profesor Juan Bosch, el PRD prosigue una labor de educación política a través de charlas radiofónicas diarias por Tribuna Democrática, diferenciándose de los otros partidos anti trujillistas por el mensaje claro que explicaba que muerto Trujillo el aspecto principal de la lucha democrática era de carácter social contra los males económicos.
El PRD propuso que el discurso político fuera orientado a establecer las diferencias entre los explotados y sus explotadores, entre los campesinos y los latifundistas, entre los “hijos de machepa” y los “tutumpotes”, abogando por una reforma agraria amplia y por cambios en la dirección del Estado. Tanto los partidos Unión Cívica Nacional como Agrupación Política 14 de Junio desarrollaron un discurso anti trujillista que obviaba las contradicciones fundamentales de la sociedad dominicana.
La Unión Cívica representó los intereses de la vieja burguesía desplazada por la burguesía trujillista en 1930, que había recuperado el poder parcialmente con el Consejo de Estado y que fue derrotada por el PRD y Juan Bosch en las elecciones del 20 de diciembre de 1962. La acusación más socorrida contra el PRD y Bosch era la de comunista, acusación que sirvió de base para su derrocamiento siete meses después de asumir el poder.
1963, LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA          —^
El Gobierno del PRD y Bosch fue un modelo de libertades públicas y democráticas que garantizó conquistas sociales importantes, a pesar de su breve ejercicio de poder. La Constitución del 29 de abril de 1963 garantizó los derechos de los trabajadores, su participación en los beneficios de las empresas, su derecho a la inamovilidad sindical, la prohibición del latifundio y el minifundio, la igualdad de derechos a los hijos de matrimonio y naturales, educación laica, la defensa de la soberanía, la eliminación de los monopolios, entre otros logros de significación social.
El gobierno democrático del PRD fue depuesto por una conspiración de grupos conservadores oligárquicos, parte del clero conservador y los asesores militares norteamericanos que respondieron al Pentágono y estimularon la aventura golpista.
RESISTENCIA AL GOLPE, LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA          
El Golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 produjo las deportaciones de los principales líderes del PRD, así como la de los miembros del Gabinete perredeista, nuestro local fue ocupado por la policía y la represión se generalizó en todo el país.
El PRD empezó en la práctica ha ser dirigido por José Francisco Peña Gómez quien en coordinación con Bosch, planteó la necesidad de reorganizarse y crear las condiciones para producir acontecimientos que repusieran la constitucionalidad. La Agrupación Política 14 de Junio propuso al PRD un alzamiento conjunto armado para reponer la constitucionalidad. El PRD, a través de Peña Gómez, indicó que esa organización tenía que reestructurar sus fuerzas, que había un reflujo político en toda la nación e invitó al 14 de Junio a que aplazara su alzamiento guerrillero hasta que en un plazo de seis meses o un año se crearan las condiciones propicias para acciones armas en la ciudad y en el campo, con las masas movilizadas que condujera al derrocamiento del Triunvirato.
El 14 de Junio desestimó las recomendaciones de Peña Gómez y produjo el levantamiento guerrillero que fue masacrado por las fuerzas militares, perdiendo la vida, entre otros valiosos jóvenes, el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, líder de proyección democrática y anti imperialista, cuyo martirio anti trujillista fue un símbolo de la resistencia y la dignidad nacional, junto a las asesinadas hermanas Mirabal.
El PRD desarrolló exitosamente la táctica de crear dos direcciones políticas, una formal y pública, liderada por dirigentes conservadores que nos permitieran ejercer actividades públicas y legales, fue el caso de Pasito Ares, viejo luchador anti trujillista del exilio, Virgilio Mainardi Reyna, Antonio Martínez Francisco, importador, con nexos con la Embajada norteamericana, mientras una dirección efectiva y real, organizaba la conspiración política y militar para derrocar el Triunvirato y dirigía la lucha de masas, encabezada por José Francisco Peña Gómez, en el plano político y el doctor José Rafael Molina Ureña, Presidente de la Cámara de Diputados del Congreso disuelto por el Golpe, como enlace con los militares constitucionalistas.
El PRD puso en marcha la acción del contragolpe militar constitucionalista sustentado en la elección del doctor Juan Casasnova Garrido, Presidente del Senado, y según la Constitución del 1963, a quien correspondía la presidencia de la república, en ausencia del presidente y el vicepresidente, quienes se encontraban en el exilio.
La escogencia de Casasnova Garrido, en sesión clandestina del Congreso, fue vista con simpatía por el sector liberal del departamento de Estado norteamericano y la Administración Kennedy, quienes se opusieron al Golpe de Estado del 25 de septiembre y se negaron a reconocer a las autoridades surgidas de ese Golpe, quienes eran apoyadas por el Pentágono, esa contradicción entre Kennedy y las fuerzas militaristas norteamericanas, partidarias de gobiernos fuertes y dictaduras de derecha militar, provocaría entre otras razones el asesinato del presidente de los Estados Unidos de América el 22 de noviembre de 1963.
El contragolpe fue develado el 30 de octubre de 1963 y apresados centenares de oficiales de la Base Aérea de Santiago, entre ellos el líder del contragolpe el Coronel Santiago Rodríguez Echavarría, así como Casasnova Garrido, el Presidente provisional, quien fue deportado a Puerto Rico.
A partir de entonces, José Francisco Peña Gómez dirigió toda la propaganda y organización de lucha, huelgas, enfrentamientos, participación de trabajadores, estudiantes, chiriperos, clase media, masas populares, cuyo clamores llegaron a los cuarteles militares integrando varias conspiraciones, entre ellas, la dirigida por el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, quien respondía directamente al retorno a la constitucionalidad y el Profesor Bosch al poder.
Peña Gómez articuló varias formaciones conspirativas estimulando la lucha por el desplazamiento del Gobierno de facto, entre ellas, con militares simpatizantes del balaguerismo. Fue el momento de proyección y desarrollo de un nuevo líder nacional, José Francisco Peña Gómez, expresión sociológica de las masas humildes y desamparadas.
El derrocamiento del Triunvirato, la reposición de la constitucionalidad, la lucha contra el enclave militar oligárquico de San Isidro, la derrota de ese sector militar en la batalla del puente Duarte el 27 de abril de 1965, el surgimiento del liderazgo del Coronel Francisco Caamaño, la intervención militar norteamericana del 28 de abril de 1965 en auxilio del bando derrotado y para evitar el retorno de Bosch al Poder, colocaron al PRD en la vanguardia de la lucha por la soberanía nacional contra los invasores.
La composición mayoritaria de todos los comandos de combatientes constitucionalistas correspondieron al Partido Revolucionario Dominicano, sus más bravos comandantes civiles eran militantes y simpatizantes del PRD, como fueron los casos de Fico Orsini, Eliseo Andujar, alias Barahona, Arturo Pujols, Pichirilo, Jaime Cruz, entre otros valientes.
El Gabinete del Gobierno constitucionalista de Caamaño estaba integrado, casi en su totalidad, por personalidades vinculadas o dirigentes del PRD. Peña Gómez fue la voz que convocó al pueblo al combate la tarde del 24 de abril de 1965, y quien le correspondió la misión de poner fin a la guerra de abril, cuando en una histórica intervención en el Gobierno de Caamaño, donde se discutía la posibilidad de un acuerdo auspiciado por la OEA para la creación de un Gobierno provisional encabezado por el doctor Héctor García Godoy, que incluía el retiro de las tropas invasoras en un plazo determinado, y ante la resistencia de varios sectores, hizo prevalecer la posición del PRD y de Juan Bosch.
LA CONTRAINSURGENCIA, LA LUCHA CONTRA EL TERROR       
Con el “triunfo” del doctor Joaquín Balaguer el primero de junio de 1966, con la presencia de la bota invasora norteamericana en el país, con el terror difuso, con crímenes diarios de combatientes constitucionalistas, con la imposibilidad de hacer la campaña electoral del candidato presidencial del PRD, acosado por la violencia de bandas y grupos terroristas, se inició un período balaguerista de 12 años de intolerancia y despotismo, violación a los derechos humanos, reelecciones impuestas por la fuerza y el atropello, asesinatos. Este modelo se correspondió con la llamada contrainsurgencia en la lucha de la “guerra fría” contra el comunismo.
El PRD dirigido por Peña Gómez, ante la nueva ausencia de Bosch, dirigió la lucha de masas y los combates diarios por las libertades públicas, fortaleciendo su incidencia y la proyección de su liderazgo. Gracias a la campaña de denuncias contra el terror balaguerista que llegó hasta las mismas escalinatas de la Casa Blanca en Washington, apoyados en los sectores liberales de la política estadounidense, se eliminó la “Banda anti comunista” engendro de muerte al servicio del Gobierno. Esta campaña internacional fue dirigida por José Francisco Peña Gómez y Milagros Ortiz Bosch.
DIVISION Y NUEVO LIDERAZGO, LA LUCHA DE LAS IDEAS          
Las confrontaciones de ideas se empezaron desarrollar con el lanzamiento de Bosch de la llamada “Dictadura con respaldo popular” en 1969, que establecía la lucha por un régimen de izquierda con posiciones progresistas enfrentado a los Estados Unidos, en quien Bosch veía un todo absoluto y no un país con contradicciones y posiciones internas liberales. En cambio, Peña Gómez asumió una posición intermedia para evitar la división del PRD, y planteó que la tesis de la Dictadura Popular fuese aprobada por la 5ta Convención del PRD, sólo en principio, para su estudio y posteriores recomendaciones, con lo cual evitaba que Balaguer, apoyado en esa tesis ilegalizara al PRD y este dejara de ser un partido democrático.
En 1973 se agravaron las contradicciones entre Bosch y Peña Gómez, que se venían manifestando desde que en la coyuntura electoral de 1970, Peña Gómez planteó la alianza de fuerzas anti reeleccionistas, de todos los matices ideológicos, para lograr el desplazamiento del Gobierno de Balaguer, principal amenaza de la democracia política. Producto de esas posiciones que llevaron al PRD a practicar acciones conjuntas por la superación del estado de terror que vivía el país, sobre la base argumentada por Peña Gómez de que un Gobierno puede ser legal y constitucional por su origen pero ilegítimo por sus acciones, tuvo Peña Gómez que abandonar el país al regreso de Bosch en mayo de 1970, yéndose a estudiar a París, para evitar un choque con su maestro y guía.
Las contradicciones asomaron de nuevo, a propósito del sorpresivo desembarco del Coronel Caamaño al frente de un destacamento guerrillero por las costas del Sur. A pesar de establecer claramente que no tenía ningún compromiso político ni militar con el Coronel Caamaño, héroe nacional, Peña Gómez sustentaba la idea de que debíamos proteger su vida ante el desenlace inminente de una tragedia, debido a la lucha desigual que estaban desarrollando contra miles de soldados y la maquinaria de guerra del Estado dominicano, pidiendo al Presidente Balaguer que evitara su muerte. Este planteamiento fue considerado por Bosch como contrario a la posición oficial de informar su total separación de la vida y el destino escogido por Caamaño.
El héroe de abril fue asesinado, pero su muerte fue el principio de la división definitiva de Bosch y Peña Gómez. Peña Gómez planteó sus ideas, sus concepciones sobre los liberales de Washington, el papel determinante de estos liberales en la búsqueda de cambios en la República Dominicana, la posibilidad de aislar a Balaguer quitándole el pretexto de la lucha contra el comunismo, de la cual se beneficiaba, desenmascarando su errática obra de Gobierno, la corrupción estatal y sus violaciones al orden democrático.
Peña Gómez le puso fin a las abstenciones electorales que ayudaban a Balaguer, planteó la participación electoral y la movilización del pueblo por la democracia, formó el Acuerdo de Santiago, donde integró fuerzas tan opuestas como el Partido Quisqueyano Demócrata, del general Wessin, y el Movimiento Popular Dominicano, de izquierda revolucionaria, así como el Partido Revolucionario Social Cristiano.
Esta coalición estuvo al punto de ganar las elecciones ahogadas en sangre y terror por Balaguer en 1974, obligándolos a la abstención forzada. Bosch formó un nuevo partido, el Partido de la Liberación Dominicana, denunciando que no era posible ganarle elecciones a Balaguer y comprometiéndose a luchar por un gobierno de izquierda en el país, según él, para completar la obra inconclusa de Juan Pablo Duarte.
Peña Gómez afilió el PRD a la Internacional Socialista, amplió sus relaciones internacionales y condujo al PRD a la victoria electoral el 16 de mayo de 1978, logrando nuevas victorias, entre ellas la de 1982.
La lucha ideológica dentro del PRD conllevó la superación del concepto de “nacionalismo revolucionario” enarbolado en los años 60 para explicar las posiciones revolucionarias democráticas dentro de las defensas nacionalistas y patrióticas correspondientes al legado de las burguesías americanas que hicieron posible las independencias locales de la Metrópolis colonial, se trataba de una reformulación del nacionalismo a la luz de los inaplazables cambios revolucionarios que sacudían la humanidad.
El PRD planteó en su 10ma. convención ordinaria en 1979, en un documento elaborado por Ivelisse Prats de Pérez, Rafael Ángeles Suárez y Tony Raful, y así fue aprobado, la ideología del socialismo democrático y la transformación del viejo esquema de la revolución democrática nacional, por un socialismo plural, autogestionario, democrático, de sólida sustentación de las fuerzas productivas nacionales y fortalecimiento del mercado interno, así como activa presencia solidaria con los bloques tercermundistas en lucha contra los vestigios neocolonialistas y las pretensiones de expansión imperialista.
EL CONCEPTO DE PEÑA GÓMEZ SOBRE LOS GOBIERNO DE TRANSICIÓN.          
José Francisco Peña Gómez, ideólogo y líder del PRD, planteó que tanto el gobierno del Presidente Antonio Guzmán como de Salvador Jorge Blanco, eran gobiernos de transición democrática hacia la consumación de la visión estratégica del Partido, la coronación de los objetivos socialistas democráticos y el afianzamiento de un régimen de cambios profundos, de transformaciones económicas y logros sociales de los trabajadores y campesinos.
Esa plasmación del valor estratégico de sus planteamientos estaba condicionada al buen ejercicio de los gobiernos perredeístas de transición, entendiendo que el adecentamiento del Estado, la eliminación de la corrupción, las libertades públicas, la democracia formal, las medidas y disposiciones sociales en beneficio de la población, fomentaba la idea de arribo de una administración que encarara los problemas de raíz, las causas subyacentes de la injusticia y la desigualdad espantosa de nuestra sociedad.
Aunque nunca lo dijo explícitamente, esa materialización de la estrategia solamente la podía producir el propio Peña Gómez, basado en su liderazgo histórico y en la fuerza de las masas que lo catapultaría al escenario de las grandes decisiones sociales, trascendentes.
Tanto Guzmán como Jorge Blanco agotaron la transición y el concepto de la democracia política, lo que obligaba a Peña Gómez como lo hizo a relanzar su propia plataforma ideológica, no en sustitución del PRD, sino para sustentar al PRD para esa nueva batalla por el Poder real, de ahí la fundación del Bloque Institucional Social Demócrata en 1984, reconvocando las fuerzas sociales de los cambios en la República Dominicana.
Pero el paso por el poder en los dos períodos 1978-82 y 82-86, habían erosionado el liderazgo de Peña, en cuanto a sus ideas revolucionarias estratégicas, el tejido social del PRD se había contaminado con las posiciones de mando del Estado, el clientelismo de las candidaturas llevado a extremos irrespetuosos para el propio líder del Partido, sustrajo parte de la fuerza histórica y prolongó la idea de la transición de los gobiernos, reconvirtiendo al PRD en un partido del sistema con una propuesta de futuro anclado en un presente perpetuo.
Contra esa idea se rebeló José Francisco Peña Gómez, asumiendo la pre candidatura presidencial en 1985, con la finalidad de evitar la extinción de su liderazgo o la domesticación del mismo al servicio de los gobiernos de transición, que ya habían cumplido su misión histórica. Lo hizo para evitar que el PRD sucumbiera en un partido clientelista, de busca vidas, de oportunistas y de servidores de los intereses creados. Lamentablemente tuvo que enfrentarse a Jacobo Majluta, un político sagaz y preparado, como un hermano, pero quien no entendió que no se trataba de una lucha contra sus aspiraciones, sino de un lanzamiento en defensa de la base primigenia del partido, de su horizonte ideológico, de su materialización estratégica.
El compañero Majluta estimulado por grupos y sectores del poder social y económico del país, pensó que él podía ampliar la idea de la transición con un modelo productivo diferente al conocido en la transición de Guzmán y Jorge Blanco, desafiando al líder del partido, perdiendo las perspectivas, lo cual dividió al Partido y lo condujo a la derrota o aparente derrota de 1986, pero que se traduce en la pérdida del Poder del PRD y el retorno del inefable Joaquín Balaguer.
BOSCH, BALAGUER Y PEÑA GÓMEZ          
Con un PRD dividido, el Partido de la Liberación Dominicana se fortaleció como opción para destronar del Poder a Balaguer, empecinado en su reelección presidencial en 1990 en medio de una crisis social y económica profunda. A pesar del gran apoyo recibido por Bosch, Balaguer, una vez más, por medios fraudulentos, impidió su victoria. La posibilidad de unificar ideas democráticas entre el PRD y el PLD, por primera vez desde la división de 1973, no pudo concretarse por la terquedad y ceguera política de las pasiones humanas. Esa posibilidad articulada por un gran acuerdo social e ideológico entre Bosch y Peña Gómez hubiese cambiado el rumbo de la historia dominicana.
Aunque Peña Gómez nunca estuvo radicalmente opuesto a un acercamiento ideológico, el carácter, temperamento y resentimiento de Bosch, impidieron su realización, aunque hubo mediaciones de ambas organizaciones en ese sentido. Consciente de que el individualismo de Bosch impedía la unificación de propósitos en lo ideológico y en lo político para propiciar cambios progresistas, Peña Gómez, recondujo su partido unificando las fuerzas disidentes, reaglutinando a la mayoría de sus dirigentes, unificándolo, modernizándolo y se lanzó a la conquista del Poder en 1994.
El liderazgo de Peña Gómez alcanzó una fuerza colosal, impresionante con sus propuestas de Gobierno compartido y de Primero la gente, Peña estableció toda una estrategia política de mando para la realización de sus objetivos.
Identificó las fuerzas sociales fundamentales de su Gobierno, orientó el gasto público en sus ofertas, privilegió a los trabajadores y gente humilde, asegurando una administración justa, mientras lograba expandir su liderazgo internacional en varios continentes desde la tribuna socialista, como aliado incondicional de los pueblos en lucha por su liberación.
Un fraude escandaloso frustró su ascenso al Poder pero la denuncia del fraude ejecutado por Balaguer para desconocer la victoria de Peña Gómez alcanzó todos los rincones del mundo, pudo ser demostrado, el único fraude electoral demostrado compruebas fehacientes en los organismos internacionales, lo que obligó a Balaguer a pactar un acuerdo que produjo la reforma constitucional que recortó dos años a su período y prohibió la reelección presidencial, la elección de primera y segunda vuelta entre otros cambios importantes, pero lograron burlarse de los acuerdo previos, que establecían el porcentaje de 45% más un voto, como requisito para ganar en Primera Vuelta, logrando colocar el 50 % más un voto, emboscando de esta manera la elección de Peña Gómez, quien sacaría alrededor de un 47% en dicho certamen.
La alianza anti histórica y burda entre el PLD y el PRSC, tronchó el camino del líder popular más grande de nuestra historia, en medio de una campaña sucia, denigrante, racista y violenta desatada contra él, condicionando el voto de muchos electores, así como acciones de indudable carácter fraudulento. Es bueno destacar que luego de la Primera Vuelta, Peña Gómez recibió ofertas del “anillo palaciego” del Presidente Balaguer para pactar su triunfo sobre la base de garantizar impunidades y sustituir su candidato vicepresidencial, lo cual fue rechazado, prefiriendo no obtener el poder, si era a precio de la rendición de principios y de menoscabo de su dignidad y compromiso frente al pueblo dominicano.
PEÑA MUERE, PEÑA VIVE          
Aunque muere días antes de las elecciones congresuales y municipales de 1998, Peña Gómez había asegurado, con su liderazgo herido por el hacha de una enfermedad mortal, la victoria del PRD en 25 provincias. Su muerte ocasiona un gran vacío en el seno del PRD, desconcierta y confunde, pero siembra las semillas de la victoria en el año 2000 y la derrota del PLD. Volvíamos entonces a la idea de los gobiernos de transición, en este caso, obligados por la tragedia inmensa de su muerte, por el vacío de su liderazgo.
Obligados a partir de entonces a buscar sus ideas, su pensamiento, el valor de ideología y a forjar un liderazgo colectivo que nos retorne a la fuente de principios que él encarnó con su ejemplo y vocación de servicio por el país. Hora de reencontrarnos con él en esta hora latinoamericana y caribeña de nuevas experiencias socialistas. Hora de defender el PRD que Peña Gómez forjó con su amor y sacrificio por el pueblo dominicano.